No se trata de ninguna pesadilla. Es la realidad. Tras un estudio (elaborado por el Centro Reina Sofía) realizado a
jóvenes de 18 a 24 años vemos como sus temores son cada vez peores donde la mayoría de ellos estima que no podrán trabajar en aquello para lo que se han preparado académicamente o bien, para lo que esperaban. Ante esta situación se plantean dos vías:
salir al extranjero y seguir formándose. La segunda vía es la que más seguidores tiene pese a la dificultad económica que supone.

La crisis no repercute de igual modo entre todos los jóvenes, sino que hace diferencias entre aquellos que disponen de estudios superiores y los que no. Pese a ello, ninguno de ellos sale mejor parado puesto que la recesión obliga a los que disponen de formación a bajar sus expectativas y aceptar condiciones de trabajo y salarios muy por debajo de lo que deberían de tener.
¿Los culpables? El 71% de ellos acusa a las fuerzas políticas y económicas que rigen el país sin dudarlo.
En un ambiente en donde su futuro laboral no tiene unas bases sólidas, el futuro de España se refugia en el apoyo familiar.
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